llegamos a Ducatel (Misissippi), un pueblo construido en torno a una antigua azucarera que iba a ser demolida. Virgil nos dice que su bote necesita más combustible si queremos llegar a Nueva Orleans, por lo que nos bajamos en el pueblo para buscar el combustible.
Al descubrir que la gasolinera más cercana está vacía, deberemos de recorrer la ciudad aparentemente deshabitada, ir por el complejo azucarero Ducatel (que está en ruinas y abandonado desde hace años) y atravesar los campos de caña de azúcar hasta llegar a una gasolinera que está a casi tres kilómetros de distancia de nuestro punto de partida. Allí encontramos bidones con diésel.
Ahora, y con los bidones atados a la espalda, hay que volver por el mismo camino que tomamos, pero sumidos en un fuerte temporal de viento y lluvia. Volvemos al punto de inicio y encendemos el letrero luminoso de un restaurante para que Virgil nos detecte y venga a salvarnos del huracán y de los infectados que se aproximan.
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